jueves, 15 de mayo de 2008

Relato de una visita a Malasia. Capítulo II: Tioman

De primeras decir que Tioman es una isla al este de Malasia, que según nuestro anfitrión es donde están las mejores playas. No sé como están las del oeste del país pero dudo que mejoren lo que vi.

Tras un viaje más largo de lo esperado compuesto por 6 horas de furgoneta, alguna anécdota por el camino como que una de las furgonetas empezara a echar humo y los conductores lo solucionaran echando agua mineral al radiador, 2 horas de espera en Mersing a que saliera algún ferry hacia la islita y 2 horas de ferry en cuestión.. llegamos a Tioman. La verdad es que es la primera vez que estoy en un destino de estos que se pueden clasificar como paradisiacos; por el color del agua, el hecho de que esté tan lejos que ya lo hace exóticoo, porque la isla está prácticamente deshabitada... En Australia he estado en algunos sitios que podían ser parecidos, pero seguramente la climatología no nos dejó disfrutar de ellos en todo su esplendor y no guardo tan buen recuerdo.


Desde que llegamos, estaba claro desde que llegamos que el relax en aquel paraíso era inevitable; aunque sólo fuera por el hecho de que los locales ya se tomaban la vida con bastante relax y cualquier cosa que quisieras hacer y dependiera de ellos, implicaba 3 veces más de tiempo que lo que estoy acostumbrado. Lo más estresante que había en la isla era esta lagartijilla.

El primer día pasó entre acomodarnos, tirarnos en la playa, hacer una rato de snorkel, tirarnos en la playa, aderezar un zumo de frutas con nuestra botella de ron filipino (¡gracias Pura!) de 2€ mientras veíamos un atardecer de lo más anaranjado, cenita de pescado (los que me conozcan se sorprenderían de que lo comiera todos los días en cantidades abundantes) y copas por la noche en la playa. Si a mi llegada a Kuala Lumpur su climatología me despertó cierta nostalgia por el gran parecido con el calor húmedo de Almería en época de feria (agosto), las noches en Tioman me recordaron a aquellos veranos eternos en Retamar.



Lamentablemente y a pesar de lo idílico de la situación, tuvimos que poner fin a la fiesta porque cayó un chaparrón que metió rápidamente a cada mochuelo en su olivo.




Para el segundo día contratamos un tour en la isla que fue de lo más variopinto; a otra playa paradisiaca, le siguieron unas pequeñas cataratas (las cuales subimos) y doble sesión de snorkel donde sí, esta vez sí vi peces payaso. Impresionantes los bichos, me quede como cosa de 20minutos embobado mirando una anémona en donde los nemos estos se dedicaban a asomarse y esconderse. Impresionante cómo pueden tener esos colores tan intensos, chulísimos de verdad. Había otras muchas especies y bancos de peces, pero nada comparable a esto.


De vuelta a nuestra playa en la isla, vuelta al stress... partidito de fútbol y luego baño con cerveza en mano y conversación agradable con estos.

Por la noche más de lo mismo, pescadito y copas. Además vi a la malasia (que no malaya) más guapa de todo el viaje, además con mucha diferencia. La edad sin duda es un problema, pero ella que me tenía casi conquistado con su belleza, terminó de derretirme cuando me regaló un trozo de coral que aún conservo pese a que es ilegal meterlo en Australia, pero no lo pillaron en la aduana.

jueves, 8 de mayo de 2008

Relato de una visita a Malasia. Capítulo I: Kuala Lumpur

Solucionados los problemas burocráticos y tras 8 horitas de vuelo que se llevaron la mar de bien, en parte sobre todo al cansacio acumulado que me hizo dormir 5 de las 8 horas del viaje, llegada a Kuala Lumpur. Sin problemas en la aduana, el agente de turno cogió mi pasaporte y cuando vieron mi visado esbozó una sonrisa que no sé cómo interpretarla, llamó a un colega para que lo viera y sin dirigirme una palabra me lo dio y pasé.

En la llegada a la zona del Duty Free hice caso a los consejos de nuestro anfitrión y pillé una botella de ron, que tiene guasa que en un país musulmán haya más variedad de ron y sea más barato el ron que en Australia. El aeropuerto en general bastante impresionante, muy moderno y no me sorprendió los carteles anunciando que había sido nombrado mejor aeropuerto del mundo por no sé cuántas veces de manera consecutiva.

Siguiendo los consejos del compae Kuala, cojo el tren que une el aeropuerto con la ciudad. Igual que el aeropuerto, súper-moderno, bastante espacioso y en 28minutos clavados en el centro de la ciudad. Ahí tenía la opción de haberme pillado un taxi hasta el punto de encuentro, pero yo me las di de viajero en lugar de ser un turista y cogí el transporte público... terrible error y más cuando me enteré luego que el taxi desde la estación hasta el punto de encuentro costaba 1€ al cambio. La aventura me llevó de andar de la estación de tren a la de monorail que estaba bastante cerca y fue relativamente sencillo encontrar, coger un monorail 3 estaciones y a la salida del mismo llegó el punto fatídico. Yo tenía un mapa y sabía donde estaba, pero no sabía dónde quedaba el norte, sur, este u oeste. Vi unas torres al fondo y pensé que eran las Petronas. Después de 20minutos andando en base a esas torres, caí en la cuenta que tenía que estar equivocado y así era.

El resultado fue 40 minutos andando bajo una fresquita noche en Kuala Lumpur a 28 grados y 90% de humedad, con una maleta al hombre y mochila a la espalda.

Pero bueno, la verdad es que a partir de aquí todo empezó a mejorar. Reencuentro con Juan (becario de KL y anfitrión del viaje) y Leti (becaria de Sofía), cena en un restaurante vietnamita por 10€ (luego me enteraría que eso es un disparate de dinero), copichuela (un long island) en un bareto bastante piji-guay en la planta taitantos de un hotel, llegada del equipo procedente de Ho Chi Minh, vuelta a casa por aquello de no castigar mucho al cuerpo la primera noche, llegada de Pura desde Manila y a la camita.

Al día siguiente tocaba día de visita turística por la ciudad. Empezamos por Chinatown donde empecé a sufrir lo cansinos que son los malasios (que no malayos) con el tema del regateo. Orgullosamente me compré una camiseta falsa de España por 3€ al cambio para ver la Eurocopa uniformado y en parte también para que mis amigos y paisanos almerienses dejen de darme la tabarra con que si tengo camisetas de todos los paises menos de España.

A Chinatown le siguió un templo hindú y Merdeka Square. Merdeka es un nombre un tanto poco apropiado para un hispano-parlante, pero en malasio quiere decir independencia. Ahí nos encontramos con lo que debían ser los Back Street Boys malasios junto a sus gruppies que le hacían de attrezzo en el vídeo. De verdad que no os podeis imaginar lo ridículo que podían llegar a ser, estaban grabando un vídeoclip y es que en cada toma hacían una cosa diferente y nunca acompasados. El primero que se ve en la foto era como el líder y a Carlos y a mi es que nos parecía el típico gitano de la noria que había cerrado a las 5 en las fiestas del barrio y se había ido directo a su segundo trabajo como bailarín-cantarín profesional. En cualquier caso tampoco tiene desperdicio alguno el que está en elmedio con esa chaquetilla sin nada debajo, me encanta.


Después de comer subimos a la KL Tower y luego mi encuentro con las Petronas. Aunque las Petronas son más altas, no te dejan subir arriba del todo y sí a la KL Tower. Para entonces ya estábamos reventados, así que unas cervecitas (a las que se unió Peque-Pekín) por la tarde nos sentaron de lujo.
Después de todo esto fuimos a cenar una zona típica de Kuala Lumpur. A mi me recordó bastante a los chiringuitos que ponen en la feria con mesas y demás. En cualquier caso Lola, la camarera, nos atendió y alimentó bastante bien.

Para seguir con este largo, larguísimo día nos fuimos de fiesta mientras se fueron incorporando el resto de compis de otras oficinas: Hong Kong, Singapur y Yakarta. Esta noche el Long Island empezó a hacerme mella, esa bebida es una bomba en todos los sentidos imaginables.

A las 4am cogimos un bus destino a la isla de Tioman, donde pasaríamos los 2 días siguientes y de los que contaré otro día.

martes, 6 de mayo de 2008

Historia de un viaje a Malasia. Preparativos

Se organizó una quedada de españolitos por el mundo en general y becarios de informática en particular. Destino: Kuala Lumpur. En parte me siento halagado porque los chicos y chicas del sudeste asiático que se desplazaron hasta allí escucharan mis plegarias de ir a ese destino que es el único que la pobre dotación de la beca ICEX en Sidney me podía permitir.

Antes de las 8 horas de viaje, pese a tener la maleta hecha desde un día antes (se notaban las ganas del viaje desde el principio) y el dinero cambiado desde 5 días antes del viaje, aparecieron los problemas y esta vez de los gordos. El viernes 25 de abril fue fiesta en Australia así que nos hicimos un viajecito al noroeste de Australia a ver la Barrera de Coral (otra vez), a hacer mi primera inmersión de buceo y a no ver peces payaso (otra vez), de esto ya hablaré otro día. El tema es que volvimos el lunes a las 8.30am y directos a la oficina. Mi vuelo a Malasia salía el martes y el lunes a última hora se me ocurre preguntarle al becario de allí que qué validez mínima debe tener el pasaporte para entrar allí. Había escuchado follones varios de los becarios de Indonesia y Tailandia con el tema de que necesitaban 6 meses y el mío caduca en 5...

Me dice: "Espera que pregunto... ah pues sí, son 6 meses" = putada. Llamo a la Embajada de España en Malasia y me dicen: "Hombreeee, pues en teoría si... pero en Malasia pues las cosas no son muy estrictas... Pero claro, no te podemos garantizar nada". Así que cualquier se arriega. Total que llamo al Consulado de Sidney y me dicen que no hay nada que hacer, así que tocará arriesgarse.

Media hora más tarde me llama la buena de Sara (becaria en el Consulado que llegó más o menos cuando nosotros) y me dice que qué le doy si me hacen un pasaporte provisional. Menos mal.

A la mañana siguiente estoy 15minutos antes de que abran el Consulado en la puerta. Tienen mi pasaporte listo (se han portado de auténtico lujo). Es uno del modelo antiguo con validez sólo para un año pero me vale más que de sobra para ir allí. El vuelo sale a las 12 y acaban tan rápido que hasta me da tiempo a pasarme por inmigración a que me peguen el nuevo visado con el nuevo número de pasaporte en las hojas nuevas.

De lujo todo. Próximo destino: Kuala Lumpur